Has sentido preocupación por el juego

(p. ej., preocupación por revivir experiencias pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la próxima jugada, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar).

Has necesitado jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado.

Has fracasado repetidamente en los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.

Has sentido inquietud o irritabilidad cuando intentas interrumpir o detener el juego.

Has utilizado el juego como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar la disforia.

(p. ej., sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad, depresión).

Después de perder dinero en el juego, has vuelto en otro momento para intentar recuperarlo.

(tratando de ‘cazar’ las propias pérdidas).

Has engañado a miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego.

Has cometido actos ilegales, como falsificación, fraude, robo o abuso de confianza para financiar el juego.

Has arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo, pareja y oportunidades educativas o profesionales debido al juego.

Has confiado en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego.