Crónica de Paula Ceballos. Beca MAS 2022-2023

De mí, para el cachito de mí que se quedó allá.
De Guate lo que más me sorprendió son los cuidados. Reflejados en sus expresiones, prendidos en el calor de su gente, oculto entre fogones y comida. Cuidados que ofrecen cobijo y hechizan al viajero que se pierde allí. Pisar la tierra de los hombres del maíz es sentir abrazo, como niño en el regazo de su madre, sensación de estar en el hogar aún sin saber dónde estás. Es volar como quetzal y a la vez arraigar como ceiba, florecer como monja blanca.
He conocido muchas Guatemala.
He conocido la Guatemala de cerros y montañas en sandalias, poblados escondidos y viajes en pick-up para descubrirlos. Llena de caminos de baches y túbulos, de cuarenta personas en una camioneta y jalores parados. Lanchitas a motor y carreras en chicken bus.
He conocido la Guatemala de los guipies, cortes y artesanías de colores. La Guatemala de los días alegres, las chelas Gallo y las inditas de sabores.
He conocido la Guatemala que arde en sus volcanes, canta leyendas en sus ruinas, susurra historia en sus lenguas y pone la piel de gallina al escuchar en sus gentes vidas de trabajo, resiliencia y fe.
He conocido la Guatemala de los frijoles a remojo y la pila llena de trastos para fregar. Del sonido de las palmadas al tortear y los olores de los puestos de comida en la calle. La Guatemala de café a puchero y atoles en el parque.
He conocido la Guatemala que sangra violencia y calla y, aun así, he conocido la Guatemala que explora, camina y avanza. Esconde la pena y mira por aprender.
Hace bastante que mis días no suenan a rancheras y corridos mexicanos, supongo que el cachito de mí que se quedó allá lo echa de menos.

Paula Ceballos Encinas

Paula fue una de las beneficiarias de las Ayudas Manuel Andrés Sánchez en el curso 2022-2023.

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